“El proceso de iniciación debería ser un goce por lo nuevo, en vez de un temor a lo desconocido”
(Ruth Harf, docente argentina)
En la actividad 4 del curso sobre TIC para docentes, se nos pide una reflexión sobre las metodologías y los enfoques pedagógicos que incorporan las TIC como herramientas, y que expliquemos cuáles son las que más nos llamaron la atención. Pues allá voy.
Como verán, esta entrada está encabezada por una frase de una maestra argentina y la elegí porque coincide con mi primera reflexión sobre mi relación con las TIC en el aula: creo que nuestro problema original ha sido el miedo, pero no a las máquinas en sí, sino a todo lo que no conocemos de ellas. Por eso, en este proceso de iniciación en el uso de herramientas nuevas -al que nos han obligado nuestros alumnos- nos exigen superar prejuicios del tipo "nuestros alumnos no razonan por culpa de la tecnología" o "nuestros alumnos no saben lo que pasa a su alrededor por jugar con su celular".
¡Ojo! Es posible que algo de razón haya en todas estas objeciones para que las TIC ingresen en el aula, pero creo que también depende en gran medida de nosotros, como docentes, ayudarles a descubrir qué es lo que pueden hacer con estas herramientas.
Por eso, para empezar a hablar del módulo 4 me es imprescindible hacerles algunas confesiones, a saber:
1) los que me conocen saben que soy una persona tecnologizada -de hecho, esta entrada la escribo en mi celular, mientras viajo desde Santa Rosa, departamento del este mendocino, hacia la ciudad-, es decir, hago casi todo con tecnología, pero no sin razonar, no mecánicamente. No soy una escindida del mundo por esto.
2) Soy profesora de Lengua y Literatura, pero no escribo manuscrita. Es decir, no escribo con lapicera o lápiz en papel. Y ya sé: varios deben estar anudando la soga para ajusticiarme en la plaza, pero ¿saben algo? con el colectivo en movimiento, es imposible escribir de manera legible y además, mi personalidad virginiana no admite desprolijidades, y borrar/tachar y volver a escribir me parecen una pérdida de tiempo en la era de Word.
3) Mis alumnos no usan diccionarios de papel. ¿Ustedes vieron esos mamotretos de la Real Academia Española? Son dos. Cada vez tienen más palabras, por ende, más hojas y se ¡actualizan cada 10 años! ¿Se imaginan a nuestros alumnos haciendo todo el procedimiento que no enseñaron nuestros maestros, mientras tienen al alcance de un clic www.rae.es, con sus significados "fresquitos"? ¿Por qué yo habría de someterlos a esa tediosa tarea, si viajo con mi diccionario a todas partes gracias a la app que descargué en mi celular y en mi tablet? Está bien: es una manera de que recuerde el abecedario...
4) Soy una profesora que incentiva a sus alumnos a leer en cualquier formato, pues cada uno tiene sus encantos, siempre con la premisa de que lean. Es que descubrí que es tan placentero el olorcito a libro como estar en la cama tirado y leyendo en cualquier posición, sin que se me adormezca la mano que sostiene el libro.
5) Las anteriores me sirven para decir que ubicuidad y el Mlearning me resultan sumamente atractivos, por razones obvias. Y para esto (otra confesión) tuve de derribar varios mitos (antes que nada en mis prácticas de usuaria y después, en las de docente), entre ellos que la tecnología estupidiza, que el diccionario de papel hace que piensen más, que no hay como leer un libro de papel, que escribir a mano es lo mejor que nos puede pasar en todas las edades y en cualquier actividad... Mitos que tenían más que ver con mis desconocimientos e inseguridades que con los supuestos terribles efectos de la tecnología.
3) Mis alumnos no usan diccionarios de papel. ¿Ustedes vieron esos mamotretos de la Real Academia Española? Son dos. Cada vez tienen más palabras, por ende, más hojas y se ¡actualizan cada 10 años! ¿Se imaginan a nuestros alumnos haciendo todo el procedimiento que no enseñaron nuestros maestros, mientras tienen al alcance de un clic www.rae.es, con sus significados "fresquitos"? ¿Por qué yo habría de someterlos a esa tediosa tarea, si viajo con mi diccionario a todas partes gracias a la app que descargué en mi celular y en mi tablet? Está bien: es una manera de que recuerde el abecedario...
4) Soy una profesora que incentiva a sus alumnos a leer en cualquier formato, pues cada uno tiene sus encantos, siempre con la premisa de que lean. Es que descubrí que es tan placentero el olorcito a libro como estar en la cama tirado y leyendo en cualquier posición, sin que se me adormezca la mano que sostiene el libro.
5) Las anteriores me sirven para decir que ubicuidad y el Mlearning me resultan sumamente atractivos, por razones obvias. Y para esto (otra confesión) tuve de derribar varios mitos (antes que nada en mis prácticas de usuaria y después, en las de docente), entre ellos que la tecnología estupidiza, que el diccionario de papel hace que piensen más, que no hay como leer un libro de papel, que escribir a mano es lo mejor que nos puede pasar en todas las edades y en cualquier actividad... Mitos que tenían más que ver con mis desconocimientos e inseguridades que con los supuestos terribles efectos de la tecnología.
No obstante, entiendo que los docentes hoy tenemos otro miedo: si todos aprendemos todo el tiempo, en cualquier lugar y sólo necesitamos un dispositivo con conexión a internet, ¿los profesores hemos pasado al plano de lo prescindible? No creo en eso. Sería como despersonalizar el aprendizaje, en cierta medida, sería como deshacernos de nuestra vocación y dejarla en manos de los aparatos, y eso sí sería abandonar a nuestros alumnos al mecanicismo. Los docentes siempre seremos necesarios. Si no, veamos el siguiente video:
El conocimiento, la información, los aparatos... nuestros alumnos tienen todo eso a la mano -por lo menos, la mayoría los tiene-, pero ¿cuál de todos ellos puede ayudarlos a descubrir quiénes son y de qué son capaces? ¿Cuál de todos esos elementos les hablará de actitud, creatividad, oportunidades, respeto...? ¿Cuál será el encargado de orientarlos en su búsqueda para hallar su potencial? Todo esto no se puede hacer desde la virtualidad. Esto solo es posible en las aulas.
Es por esto que, sumadas a la ubicuidad y al mlerning, encuentro que el blearning (o aprendizaje mezclado) y la clase invertida son buenos compañeros. De hecho, hace ya bastante tiempo que trato de desmitificar mi rol frente a mis alumnos, haciéndoles saber que el aula no es un espacio para recibir información, sino para compartirla. Eso ha hecho que los protagonistas seamos todos y que ellos se sientan involucrados en el proceso: su aprendizaje no depende solo de mí, sino de ellos.
Finalmente, en este módulo del curso me han llamado la atención la gamificación, la realidad virtual y la realidad aumentada. Entonces, imagino un videojuego en el que el desafío sea ortográfico, o introducirlos en el Imperio Romano para que ellos mismos vivan los avatares de su expansión y junto con ello, la evolución del latín hasta convertirse en el español que hoy hablamos y escribimos, o introducirlos en un texto y que en vez de escribirlo, ellos se conviertan a un cursor que va ordenando las ideas y así enseñar las propiedades textuales, o hacer que "vivan" una novela o un cuento, o a través de la realidad aumentada, seguir el itinerario de algún personaje... Es que como dice Elena Santa Cruz, "el juego no es chiste"
Bueno, está bien. Quizá ya perdí tanto el miedo que ahora me animo a fantasear y todo. Tal vez de eso se trate: de fantasear para que los aparatos se vuelvan nuestros aliados y no sigamos desgastándonos en una lucha sin cuartel contra los que generalmente se denominan "distractores". Ya veremos qué pasa...
Hasta la próxima.
Muy linda tu reflexión! Hay vocación de escritora por ahí! Te cuento que yo también soy de las que escriben en el celular o la tablet, tengo una agenda en papel pero la real es el Keep en el celular ;) Ni las planillas de calificaciones llevo en papel, bendito sea el Excel!
ResponderEliminarAl igual que vos, derribé muchos mitos, pero estoy feliz con el cambio que hice. La desventaja: a veces no logramos desenchufarnos del todo del trabajo...ese es mi actual desafío personal junto al de aprender cada día un poco más sobre las nuevas tendencias en Educación y llevarlas a la práctica.
Hola, Marti. Muchas gracias por tu comentario. En cuanto al tema que nos convoca,la verdad es que desenchufarse es una cuestión de límites personales y nada más. Por lo demás, a mí la tecnología me ha resuelto hasta el haberme olvidado de imprimir algún material, por ejemplo y además, mantener la atención de los chicos. Sin ir muy lejos, hace unos días se me ocurrió justificar la importancia de la literatura para todos, incluso para aquellos que quieren ser médicos o ingenieros, con un audio de un amigo futbolista y lector ávido. Él desde Córdoba les contó su experiencia con la lectura, el fútbol y los estudios... Mi objetivo no se habría cumplido a no ser por la tecnología que todo lo puede...
Eliminar